La morcilla en manteca es una variedad de morcilla (embutido a base de sangre y arroz o cebolla) que se conserva sumergida en manteca de cerdo fundida. Tradicional de las matanzas castellanas y leonesas, destaca por su sabor intenso y su textura cremosa al calentarse.
Características principales:
✔ Elaboración tradicional:
La morcilla (generalmente de cebolla o arroz) se cuece y luego se introduce en manteca líquida para su conservación.
La manteca actúa como protector, sellando los sabores y evitando que se seque.
✔ Sabor y textura:
Al calentarla, la morcilla queda jugosa y untuosa, con un equilibrio entre lo terroso de la sangre y el dulzor de la cebolla.
La manteca aporta un toque salado y un aroma a cerdo muy característico.
✔ Conservación:
Gracias a la manteca, puede durar meses en un lugar fresco o en la nevera.
Cómo se prepara y sirve:
Frita:
Se saca de la manteca y se fríe a fuego medio hasta que se dore por fuera, quedando cremosa por dentro.
Ideal para servir con huevos fritos, patatas o pimientos.
A la parrilla o plancha:
Perfecta para acompañar cogollos de Tudela o pan con tomate.
En cocidos o potajes:
Añade un toque intenso a platos de lentejas o garbanzos.
En tapas:
Cortada en tacos y pinchada con pan, como tapa de bar.
Origen y curiosidades:
Típica de Castilla y León, donde la matanza del cerdo es tradición.
En algunos pueblos, se aromatiza la manteca con pimentón o laurel para darle más personalidad.
Versión gourmet: morcilla en manteca ibérica, con un sabor aún más intenso.
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